QUÉ ES UN GENIO DE LA NEGOCIACIÓN.
Los “genios
de la negociación” son personas capaces de superar obstáculos y obtener
resultados notables. Pero no sólo tienen el talento para negociar sino que,
además, poseen una serie de destrezas que se pueden aprender. En vez de
depender de la intuición y del instinto, la idea es desarrollar un marco
conceptual que nos permita entender el proceso de negociación, establecer
objetivos específicos para cada negociación y prepararnos metódicamente.
Olvídese de ciertos errores conceptuales sobre la negociación, como la idea de
que el objetivo es siempre obtener acuerdos en los que todas las partes salgan
ganando. Aprenda a tomar en cuenta la psicología de la negociación y aproveche
los prejuicios que tenemos todos los seres humanos. Desarrolle su atención y
aprenda así de todas las negociaciones.
LOS INSTRUMENTOS PARA NEGOCIAR.
La
negociación empieza mucho antes de tomar asiento. Planifique sistemáticamente
cómo reclamar durante la negociación cualquier cosa que sea útil o deseable.
Identifique sus objetivos. Luego identifique sus opciones para establecer la
mejor alternativa ante un acuerdo negociado (MAAN). Determine qué tan valiosa
es cada opción. A continuación, determine cuál es el peor resultado que
aceptará. Si obtiene algo peor, se levantará de la mesa de negociaciones. Ahora
identifique cuál es la mejor alternativa y el peor resultado que aceptará la
otra parte. Esta información le permitirá saber cuánto poder tiene. Finalmente,
evalúe su zona de posible acuerdo (ZOPA); es decir, todos los acuerdos que
serían aceptables para ambas partes. Este marco general sirve para preparar
cualquier negociación, así como para evaluar nuestras negociaciones y aprender
de cada una. Emplee algún criterio para evaluar su plan. ¿En qué medida el
resultado fue mejor que el peor resultado aceptable? ¿Cuánto obtuvo de lo que
estaba en juego? Evalúe el proceso. ¿Usted hizo la primera oferta? Esto es
bueno porque el primer precio funciona como un ancla que determina el alcance
de la negociación. Si alguien más hace una oferta, aproveche la información
para determinar la situación de la parte contraria, pero no se deje influir por
ella. Busque la manera de moderar el alcance del ancla. Por ejemplo, deje pasar
el tiempo. Si usted hace la primera oferta, justifíquela con el fin de mantener
tanta ZOPA como sea posible. Explique por qué estableció dicho precio dentro
del contexto de esa negociación en particular y de su relación con la otra
parte. Si quiere determinar cuánto puede presionar a la otra parte, empiece por
investigar. Aprenda todo lo que sea necesario antes de negociar. Identifique
sus propias premisas y póngalas a prueba. Formule preguntas indirectas para
obtener información y prevea cualquier contingencia. Una vez en la mesa de
negociaciones, préstele atención al MAAN y al peor resultado aceptable de la
otra parte. Una vez que ambas partes hayan hecho ofertas, ambas partes deben
hacer concesiones para llegar a un acuerdo en el medio. Pero no haga ninguna
concesión si la otra parte no hace alguna. Permanezca sentado en silencio.
Cuando haga concesiones, preséntelas como tales. Si está haciendo una concesión
en respuesta a una concesión de la parte contraria, defina el significado de
esta jugada. Cuando las concesiones se estancan quiere decir que estamos
llegando a los límites de la ZOPA
(o, al menos, eso es lo que quiere que creamos la otra parte). Hay dos
objetivos cuando respondemos a las ofertas: cerrar las negociaciones y
fortalecer nuestra relación con la otra parte. Para que ambas partes obtengan
algo, trate de mantener el balance. Dé por cerrado un asunto y luego agregue
otro. Esto permitirá que cada parte escoja el asunto que le interese más. Si
trata varios asuntos a la vez, es posible que aumente las diferencias de ambas
partes. Calcule el peor resultado aceptable de diversas combinaciones. Esto
supone conocer los intereses de ambas partes. Así que dedíquese a determinar
sus prioridades y las de la otra parte. En estos casos es muy útil un sistema de
puntuación. Cambie de objetivos: la idea no es cerrar el negocio propuesto sino
crear la situación que le rinda los mejores frutos. Ambas partes deben tratar
de que al menos una de las partes salga beneficiada sin que la otra pierda.
Tras la negociación, revise de nuevo el acuerdo para determinar si un “acuerdo
tras el acuerdo” podría mejorarlo. Si no fuera el caso, de todas formas ya
tiene un buen acuerdo. En las “negociaciones interpretativas”, uno aprende todo
lo que puede de la situación. Vea más allá de lo que la otra parte está
exigiendo. Pregúntese por qué quiere eso. Busque alianzas o puntos en común.
Cuando identifique los intereses subyacentes de cada parte, trate de
reconciliarlos creativamente, en vez de concentrarse en asuntos específicos. Convierta
cada exigencia de la otra parte en una oportunidad. Por ejemplo, si lo están
presionando para que termine un edificio a tiempo, agregue un bono por terminar
antes. Si la otra parte tiene un problema, ayúdela a resolverlo. Esto lo
beneficiará porque en definitiva usted quiere obtener el negocio. Si rechazan
su oferta, no permita que esto acabe con la negociación. Regrese con otras
alternativas. Pero no les hable a la manera de un vendedor. Es mejor crear un
acuerdo conjunto que forzar el negocio. Las negociaciones investigativas
funcionan mejor cuando hay confianza mutua. Así que haga lo necesario por crear
confianza tanto en la negociación como fuera de la misma. Para crear confianza
debe formular preguntas personales y compartir información que no tiene por qué
dar.
Al negociar debemos enfrentar el hecho de que
la gente es irracional y comete errores. Y esto lo incluye a usted también. La
buena noticia es que la mayoría de los errores que se cometen en las negociaciones
son sistemáticos y predecibles. Entre estos podemos citar algunos:
- El
“prejuicio del pastel fijo”: asume erróneamente que hay una “suma” limitada que
se debe dividir entre las partes. Para superar dicho prejuicio basta con
aumentar el valor del objeto de negociación.
- El
“prejuicio de la intensidad”: entra en juego cuando, dada la intensidad de un
factor, el resto de los elementos de la negociación quedan en segundo plano. Lo
mejor para evitar esto es crear un sistema de puntuación que permita evaluar
cada elemento metódicamente.
- El
“aumento irracional de compromisos”: este es el caso, por ejemplo, cuando los
ejecutivos se aferran a una estrategia decadente sólo para no quedar mal. Es lo
que sucede en las subastas cuando la gente continúa haciendo ofertas que
superan el valor del objeto subastado. Para evitar este prejuicio, planifique
su “salida estratégica”. Busque un “abogado del diablo” que desafíe sus
razonamientos. Prevea qué elementos lo podrían llevar a comprometer más de la
cuenta.
- La
“susceptibilidad a las fórmulas”: nuestra respuesta está condicionada al modo
en que se presenta la información. Para superar este prejuicio basta con
expresar de otra manera los puntos básicos. Válgase de diversos puntos de vista
para evaluar la información.
- Los
“prejuicios motivacionales”: nos pueden llevar a tomar malas decisiones. Este
tipo de prejuicios aparecen cuando nuestros motivos entran en contradicción;
por ejemplo, cuando lo que queremos entra en conflicto con lo que sabemos que
debemos hacer. Para evitar esto, debemos cederle la responsabilidad de tomar
decisiones a otra persona cuando se trata de puntos particularmente
problemáticos.
- El
“egocentrismo”: los seres humanos tienden a interpretar las cosas en su favor.
En consecuencia, las partes no sólo pueden estar en desacuerdo sobre lo que
quieren, sino además, sobre lo que es justo. La solución a este problema es
tratar de ver las cosas desde “afuera”.
- El
“optimismo” y el “exceso de confianza”: son dos prejuicios relacionados. La gente
tiende a creer que el triunfo ajeno resulta de acciones poco éticas.
Reconozcamos los riesgos de la confianza excesiva en uno mismo. Evite juzgar a
la gente por el hecho de que pertenezca o no a nuestro grupo. Cree confianza
entre las partes antes de negociar.
Es
importante que estemos al tanto de nuestros prejuicios y los confrontemos
sistemáticamente. Es preciso que revisemos nuestro razonamiento a la hora de
tomar una decisión. Es posible que los límites de tiempo nos obliguen a darle
un enfoque intuitivo a toda la negociación. Así pues, lo mejor es no negociar
cuando los límites de tiempo estén por expirar. Divida la negociación en
sesiones y revise sus decisiones entre cada una de estas. Válgase de analogías
para aprender de experiencias ajenas. Trate de ver de nuevo todo desde afuera o
recurra literalmente a un tercero. Planifique su respuesta ante los prejuicios
de la otra parte. Ayude a la otra parte a superar sus prejuicios, no por
altruismo sino porque los malos negociadores suelen hacer malos negocios.
Confirme toda la información contrastándola con diversas fuentes. Incluya
cláusulas de contingencia en todos sus contratos para evitar conflictos que
surjan a partir de prejuicios.
ESTRATEGIAS Y RETOS AL NEGOCIAR.
Prevea la reacción.
Debemos
usar la “psicología de la influencia” para modelar la reacción de la otra parte
ante nuestra oferta. Dado que la gente le teme más a perder que a ganar, haga
énfasis en lo que la otra parte perdería si rechazara nuestra oferta. A la
gente no le gusta sentir que pierde. Así pues, si la otra parte sufrirá varias
pérdidas, es mejor unirlas todas de una vez.
Peticiones extremas.
Al
principio, haga una petición extrema. La otra parta la rechazará, pero así
lograremos que nuestra verdadera propuesta parezca moderada. O al contrario,
trate de que la otra parte acepte un punto de poca importancia como base para
una propuesta más importante. Aumente las posibilidades de que su propuesta sea
aceptada: justifíquela, ofrezca puntos de referencia y demuestre que es socialmente
aceptable. Haga una pequeña concesión para apelar a la buena disposición de la
otra parte.
Puntos ciegos.
A veces,
los puntos ciegos pueden causar problemas. Por ejemplo, podemos crear
dificultades si hay dos partes interesadas y sólo negociamos con una. Si la
otra parte tiene reglas para tomar decisiones (tales como que todos los socios
deben firmar un acuerdo), lo mejor será velar por los intereses de todos los
involucrados. De lo contrario, estaremos malgastan tiempo y energía. También podemos
llegar a puntos ciegos cuando carecemos de información. Si desconocemos las
fortalezas de nuestros rivales, no seremos capaces de establecer en qué medida
estos constituyen una amenaza. Si nos enfocamos demasiado en una negociación,
es posible que no logremos ver oportunidades y riesgos futuros. Tal vez ganemos
ahora, pero, ¿tendremos que lidiar con esta gente otra vez?
Las mentiras en la negociación.
Hay mucha
gente que considera que se puede mentir en una negociación, pero esto es
contraproducente porque sienta un precedente: los demás también nos pueden
mentir. Esté atento a las mentiras de los demás. Demuestre que es capaz de
confirmar la información y que, por tanto, mentirle será riesgoso. Formule
preguntas indirectas para confirmar lo que le están diciendo. Las respuestas
esquivas pueden esconder la intención de confundirlo. Si cree que le están
mintiendo, incluya cláusulas de contingencia en el contrato. Si descubre que
alguien le mintió, investigue para saber si tal vez dicha persona simplemente
cometió un error. No asuma en principio que le mintieron por malicia. Si es de
hecho una mentira, decida si quiere seguir negociando y si debe resolver el
problema. Prevea preguntas difíciles. Esto evitará que tenga que decir
mentiras.
Conflictos de interés en las
negociaciones.
Mentir no
es el único dilema ético en las negociaciones. También habrá conflictos de
interés. Algunos profesionales, como los abogados y los agentes inmobiliarios,
interpretan las situaciones en beneficio propio. Trate de replantear la
situación para evitar este problema. Por ejemplo, el agente inmobiliario se
beneficiará de un mayor porcentaje sobre la venta, pero tal vez esto retardará
la venta del inmueble. ¿Podemos retribuir al agente de otra forma y lograr así
que el agente haga lo que nosotros queremos?
Negociar en desventaja.
Negociar
desde una situación extremadamente mala es un gran reto. En la mayoría de los
casos es mejor esconder nuestra debilidad. Más bien trate de replantear el
problema para mostrar cómo beneficia a la contraparte. Pero, en ciertas
ocasiones, es posible conseguir nuestros objetivos admitiendo francamente
nuestra debilidad y nuestro interés en el negocio, y pidiéndole ayuda a la otra
parte. Esto nos sacará de una situación pugnaz.
Una contraparte furiosa.
Evite este
tipo de situaciones cuando la contraparte esté furiosa o parezca irracional.
Siempre hay razones tras las palabras, así que, por muy irracional que parezca,
trate de hallar los motivos que esconde la otra parte. Cuando nuestro rival se
muestre furioso, lo mejor es reconocer el hecho y tratar de identificar lo que
está motivando dicha emoción.
No todo es negociable.
Finalmente,
recuerde que no todo es negociable y que no siempre debemos tratar de negociar.
No trate de negociar cuando: - Sea culturalmente inapropiado. - Todo el mundo
esté de acuerdo en que nuestra MAAN es inaceptable. - Estemos presionados por
el tiempo. - Negociar transmita una señal errónea sobre nuestros motivos. -
Dañará una relación importante.
BIBLIOGRAFÍA.
Resumen del libro: El Genio De La Negociación.
Escrito por: Deepak Malhotra y Max Bazerman.
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